A Laura no le gusta mucho la tecnología, de hecho, cuando hablas con ella, rápidamente te pone al día de lo inaccesible que es para personas con discapacidad todo lo relacionado con la misma.
Ni siquiera los asistentes de voz como Siri o Alexa terminan de convencerla, y eso que parecían la solución perfecta para su diversidad visual (o como ella misma se nombra, para las personas ciegas).
¡Aviso!: En este artículo se utilizarán los conceptos de diversidad funcional o discapacidad dependiendo de cómo se nombran a sí mismas estas personas; y en el caso de las entidades o fundaciones, de cómo nombran a sus usuarias y usuarios, respetando en cada caso su decisión.
Dicho esto, volvemos con Laura, de apellido Mora y de propósito en la vida, hasta que termine la tesis, investigadora en la Universidad de Zaragoza.
Ella opina que, aunque este universo digital parecía estar predestinado a mejorar la vida de personas con discapacidad, lo cierto es que todavía está lejos de ser completamente accesible e inclusivo para ellas: “Las tecnologías no han sido pensadas para la gente que tiene diversidad funcional. Han sido creadas y después aplicadas a personas con diversidad funcional. Por tanto, han tardado más tiempo en llegarnos estas tecnologías”.
No obstante, ella misma reconoce que el smartphone se ha convertido en “una extensión más del cuerpo” que, junto a su Línea Braille y su asistente de voz, consigue guiarla por donde ella necesita. Bromea sobre su relación con Siri: “a mí por ejemplo, me viene muy bien comentarle a Siri, oye Siri que creo que me he perdido y no he cruzado la calle que tenía que cruzar”. Y entonces Siri, confirma o desmiente su duda, ayudando de este modo a guiar el camino de Laura.

Pie de página: Laura utiliza el móvil a través del tacto y el sonido. Foto: Rocío Durán Hermosilla
Amazon y iPhone: ¿Preparados para personas ciegas?
Laura reconoce que todavía no ha hecho demasiado uso de los altavoces inteligentes. Sin embargo, recalca que, aunque ella no haga uso de este tipo de dispositivo, la tecnología debe ser lo más accesible posible para todo el mundo: “Aunque luego cada cual haga lo que le dé la gana, haga uso de ella (la tecnología) o no. Lo importante es poder tener la posibilidad de elegir “estar dentro o no estar”.
Algo parecido explica Gabriel Sánchez, técnico de Plena Inclusión, una asociación española que atiende a personas con discapacidad intelectual, que apuesta por que la tecnología esté centrada en las personas, es decir, buscar qué tecnologías pueden ayudar para que cada uno logre conseguir las metas que se proponga.
En este sentido, Laura cuenta que una amiga suya, también ciega, sí emplea Alexa en su día a día: “Mi amiga me contaba que sí que usa a Alexa y que, gracias a ella, puedes apuntarte a una actividad, por ejemplo. Además, mi amiga me explica que por las mañanas le pide que le diga las noticias, algo que con el móvil táctilmente o con el ordenador llevaría mucho más tiempo”.
Laura, que habla como una ametralladora, directa, rápida y sin compasión, apunta una de las claves por las que la tecnología no termina de calar en la población con diversidad funcional: la brecha económica. “Está el sesgo de clase, no todo el mundo puede comprar un iPhone, que es el teléfono más accesible para personas ciegas, y no todo el mundo puede domotizar su casa”.
Solo hace falta consultar la web oficial de Apple para entender por qué Laura opina que el iPhone es uno de los móviles más preparados para personas con discapacidad visual. Cuenta con funciones específicas como Voice Over (un lector de pantalla que te dice exactamente lo que se ve en la pantalla de tu dispositivo) o Voice Over con Braille (describe también tu pantalla, pero en Braille en vez de con voz), entre otras muchas cosas.
Sin embargo, la falta de recursos económicos va a ser el leitmotiv de este artículo, ya que todas las personas entrevistadas han acabado hablando, de una manera o de otra, de las dificultades de acceso al empleo, ayudas o subvenciones de las administraciones para personas con discapacidad. Al fin y al cabo, para poder hacer uso de esta tecnología, hace falta comprarla y para comprarla hace falta dinero (y bastante).
Un asistente virtual para personas con discapacidad
Sin perder de vista la brecha económica, hay algunas entidades que ya se han dado cuenta de las infinitas posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías. Por ello, con más o menos recursos y en muchas ocasiones gracias al trabajo voluntario de desarrolladoras y desarrolladores, están tratando de ofrecer a sus usuarias y usuarios aplicaciones que sirvan de apoyo en su vida diaria.
Este es el ejemplo del ingeniero informático especializado en Inteligencia Artificial, Pablo Almajano, que colabora de forma voluntaria con la entidad Plena Inclusión para crear un asistente virtual adaptado a estas personas con discapacidad intelectual. Aunque todavía se encuentra en las primeras fases de desarrollo, cuenta en qué consistirá.
“El asistente estará personalizado a cada usuario para ayudarle en sus tareas cotidianas. Además, será un asistente empático, pudiendo adaptarse a la persona dependiendo de su estado de ánimo. También motivará al usuario a seguir pautas saludables”, explica este ingeniero que, ya antes incluso de lanzarle la primera pregunta, advertía de la dificultad que existe en encontrar financiación para llevar a cabo este tipo de tecnologías.
Así, señala que a pesar de que las personas con discapacidad intelectual también utilizan dispositivos digitales en su vida diaria, no existe ningún asistente virtual (ni otro tipo de aplicación) en el mercado español que esté adaptado a ellas.
Una de las principales intenciones de este asistente virtual para personas con discapacidad es hacer que se sientan mucho más autónomas. Gabriel explica que una persona que recibe apoyo de una app se va a sentir mucho más autónoma que si recibe apoyo de otra persona física. Si nos ponemos en su lugar, tú mismo te sentirás mucho más autónomo consultando algo en Google antes que preguntando a otra persona.
¿Adaptar la tecnología o hacerla accesible desde cero?
“A veces”, explica, “no se puede adaptar una tecnología, pero lo que sí que se puede, a través de la accesibilidad cognitiva, es adaptar las instrucciones de la propia tecnología”. Y en esta tarea se vio irremediablemente inmerso el equipo de Plena Inclusión cuando la pandemia llegó a nuestras vidas.
Si querían seguir con sus talleres, actividades y sesiones debían hacer comprensibles aplicaciones como Zoom para las personas con discapacidad intelectual. Así, publicaron guías en lectura fácil para que todo el mundo que quisiera participar se conectara desde su hogar.
Otro proyecto pionero de esta entidad, es la creación de la app Creando Espacios Accesibles para analizar si edificios o grandes eventos son accesibles para las personas con discapacidad intelectual. David Lasaga, es responsable de este proyecto que desde Aragón, España, ya se está exportando a otras Comunidades Españolas.

Pie de página: Esta app no solo es accesible también permite introducir tu opinión sin mediación. Foto: Plena Inclusión.
Con esta aplicación, que de momento solo es de uso interno para las entidades que trabajan con personas con discapacidad intelectual, las usuarias y usuarios pueden evaluar de forma sencilla si el espacio dispone de cartelería, indicaciones claras o si les resulta cómodo moverse por él. Así, han colaborado con ayuntamientos, con entidades bancarias o con centros hospitalarios.
Controlar tu salud desde tu móvil
Otra organización que también se ha apuntado al carro de la tecnología es Fundación DFA que ha impulsado un proyecto piloto que utiliza el big data para controlar la salud de sus usuarias y usuarios.
Uno de sus usuarios es César Belsué que vive rodeado de tecnología. Y es que entre su sillón mecánico que le ayuda a levantarse, su Smart TV, su reloj con asistencia telefónica, su ordenador y su móvil tiene el mundo al alcance de su mano a pesar de su 66 % de discapacidad y su movilidad reducida.

Pie de página: Gracias a esta app su doctor puede hacer un seguimiento día a día sin necesidad de tener que acudir al Centro de Salud tan a menudo. Foto: Rocío Durán Hermosilla.
Si nos centramos en su salud, gracias a la app puede controlar su presión arterial, el azúcar en sangre y su peso. Para él, que su móvil sea capaz de hacer un seguimiento de sus puntos débiles le permite vivir en paz y no tener que recurrir tan a menudo del sistema sanitario: “Sería interesante que el sistema de sanidad español incluyera estas tecnologías. Estaríamos mucho más controlados y menos hospitalizados. Lo que perdiera por tanto aparato lo ganaría en menos hospitalizaciones”.
Y añade, “la medicina preventiva es la base. Hace 28 años que estoy enfermo, los primeros años cada dos por tres estaba hospitalizado, si hubiera tenido estos apoyos tecnológicos, posiblemente lo habría estado menos”.
El reloj que lleva en su muñeca y su smartphone tienen activado un sistema de teleasistencia y junto a varios dispositivos GPS que hay colocados en su casa, completan el blindaje de su salud. César lo repite una y otra vez, la tecnología le ha traído “tranquilidad”.

Pie de página: Si César tiene un problema en uno de sus paseos solo tiene que apretar el reloj o activar un botón en su móvil para que alguien se ponga en contacto. Foto: Rocío Durán Hermosilla.
¿Cuáles son las apps más populares entre personas con discapacidad?
Pero no todo se centra en el trabajo y la salud, por eso a la pregunta sobre qué apps utilizan la gran mayoría de las personas entrevistadas lo tienen claro: ¡las redes sociales! Y es que poder hablar con tus amistades, reírte de los memes, estar al día con el último vídeo viral, ligar o conocer gente nueva es igual de importante para todos y todas.
La favorita y más accesible para todas es Whatsapp pero también Facebook o Instagram. Las trabajadoras sociales de Amanixer, Laura Aranda e Isabel Toro, aseguran que Whatsapp “actúa potenciando las redes de apoyo”, algo fundamental para conseguir el empoderamiento de las personas con discapacidad.
En esta línea, Laura Moya recuerda que Instagram también es accesible para las personas ciegas pero para ello hace falta que el resto pongamos de nuestra parte describiendo qué aparece en la imagen en la opción de texto alternativo.
Para ello, existe una función en Instagram, tal y cómo podéis ver en la imagen, que te permite incluir una descripción sobre la foto que has publicado. Este texto descriptivo podrá estar escrito por ti misma o bien ser generado de forma automática.
También existen un buen puñado de aplicaciones móviles inclusivas que han sido desarrolladas para personas con discapacidad visual y auditiva.

Pie de página: En el apartado de configuración avanzada de Instagram puedes describir tu imagen para que llegue a todavía más personas.
No obstante, está claro que tanto si te compras un altavoz inteligente como si no, Laura Moya lo tiene claro: “Está muy bien la tecnología pero hay cosas que la tecnología no hace”.