Cuando se limpia la cocina, es fácil pasar por alto los electrodomésticos de la encimera. Sí, les das un repaso y todo parece reluciente desde fuera, pero es en el interior de las máquinas donde pueden surgir los problemas.
El interior cálido, húmedo y oscuro de las cafeteras puede convertirse en un refugio para el moho, la levadura y las bacterias, que luego se deslizan por las tuberías hasta llegar a tu taza de café. El calor puede destruir algunas de las sustancias nocivas, pero éstas no son el tipo de aromas añadidos que quieres que floten en tu infusión matutina.
También está el problema de la cal, que puede acumularse en el interior de la máquina y afectar tanto a su funcionamiento como al sabor de la bebida. (Algunas cafeteras, como la Sage Bambino, tienen un filtro extraíble en su depósito, lo que ayuda. Pero aun así habrá que limpiarlo).
Por eso, si tienes una cafetera en casa, debes limpiarla regularmente.
Si utilizas tu cafetera todos los días, una limpieza adecuada cada dos semanas sería lo ideal. Por otro lado, si esto suena poco realista, una vez al mes debería ser suficiente en realidad. Establece un recordatorio recurrente en tu teléfono y ponte a ello.
Pero si no puedes desmontar la máquina y ver lo que ocurre en su interior, ¿cómo puedes limpiarla eficazmente?
Por suerte, hay una solución muy fácil. Los problemas empiezan en el depósito de agua, así que por ahí hay que empezar.
Haz esto cada semana:
- Al menos una vez a la semana, retira el depósito de agua de tu cafetera. Límpialo por dentro y por fuera con agua tibia y jabón. Acláralo y sécalo bien antes de volver a colocarlo en la cafetera. (Vale, sí, eso ha supuesto un poco de limpieza, pero no mucho).
- Si tienes una cafetera de grano a taza, asegúrate de vaciar regularmente el contenedor de posos, incluso si no lo utilizas con frecuencia. Los posos de café usados se comportan como la comida y, al igual que la comida que se deja en un recipiente a temperatura ambiente durante mucho tiempo, se cubrirá rápidamente de moho. Limpia el recipiente con agua tibia y jabón y séquelo antes de volver a colocarlo en la máquina.
- Si tienes una cafetera exprés, retira el cesto del portafiltro y límpialos a ambos. Limpia el cabezal dispensador. Deja correr agua caliente o vapor a través de la varilla de vapor, límpiala y, si parece estar obstruida, utilice un palillo de dientes para despejar el canal.
- Si tienes una cafetera de cápsulas, limpia el cabezal del cartucho.
Cada dos semanas/ cada mes
- Limpia el depósito de agua como se indica más arriba y llénalo hasta dos tercios con una mezcla de vinagre blanco y agua a partes iguales.
- A continuación, haz funcionar la cafetera como de costumbre, pero, obviamente, no añadas café. Pero pon una taza debajo de la boquilla para recoger el brebaje de vinagre. Sigue haciendo funcionar la máquina hasta que la mayor parte de la mezcla de vinagre y agua haya pasado.
- A continuación, deja la máquina en paz durante una hora para que el vinagre actúe en su interior.
- Cuando vuelvas, vacía y limpia el depósito con agua tibia y jabón. A continuación, acláralo y llénalo de agua limpia.
- Pon la máquina en marcha (de nuevo, con un vaso bajo el grifo). Sigue haciéndolo hasta que haya pasado toda el agua limpia. Haga lo que haga, no olvide este paso y no olvide decir a los demás miembros de su hogar que no utilicen la cafetera mientras se limpia, o se encontrarán con el peor de los mañanas.
- Vuelve a llenar el depósito y estarás listo para preparar un café sin asco.
Esta es una forma eficaz de limpiar cualquier tipo de cafetera o máquina: de cápsulas, de café molido, de goteo o de café en grano.
Si tu cafetera está en las últimas y estás pensando en comprar una nueva, echa un vistazo a nuestro resumen de las mejores cafeteras que hemos probado.
Artículo original publicado en inglés en nuestra web hermana TechAdvisor UK.