Desde hace siglos el tema de la sexualidad ha sido algo en lo que solo el hombre podía tener voz y voto: “las mujeres son menos sexuales”, “las mujeres solo llegan al orgasmo si tienen sentimientos”, “una buena mujer se hará respetar”, “las mujeres no se masturban”.
Esta lacra sexista, entre otras muchas cosas, es la que ha hecho que solo desde hace muy poco tiempo se haya empezado a hablar del orgasmo femenino. De hecho, todavía sigue siendo un misterio para muchos y muchas: mientras que el placer masculino es un tema que está presente en nuestra cultura, el orgasmo femenino sigue, muchas veces, relegado al olvido.
La sociedad machista en la que vivimos hizo que la liberación sexual de la mujer tardara mucho en llegar. Y, en este caso, la tecnología tuvo un papel muy importante (y todavía lo tiene).
Marcas como We-Vibe trabajan hoy en día para hacer que mujeres en todo el mundo puedan disfrutar de su sexualidad. Sin embargo, no vayamos tan rápido, empecemos por el principio, cuando los vibradores eran un simple aparato médico.
Los primeros vibradores y su uso médico
Como puedes imaginar, los primeros vibradores no fueron diseñados pensando en el placer femenino, aunque sí que marcaron el inicio de una industria que hoy en día es muy importante.
El primer vibrador, que se llamaba en realidad percuteur, fue diseñado en 1870 por el doctor británico Joseph Mortimer Granville y su intención no fue otra que la de crear un vibrador electromecánico que estimulara los nervios de sus pacientes. Se usaba para dar masajes en distintas partes del cuerpo: ¿Te duele la garganta? ¡ásate el percuteur por ella! ¿La espalda? ¡Lo mismo!
A partir de 1890, este primer vibrador electromecánico se empieza a comercializar. Podías ver anuncios del producto en cualquier sitio, aunque hay que entender que entonces todavía no tenía ninguna connotación sexual.
Es ya en el siglo XX cuando se empieza a hablar de la histeria femenina. Un diagnostico nacido del machismo que se usaba para señalar a cualquier mujer que tuviera “tendencia a causar problemas”. Incluía síntomas también como el insomnio, desmayos, pesadez abdominal…
¿El tratamiento? El doctor masturbaba a la mujer hasta hacerla llegar al orgasmo, su curación. Volvemos a recordar que en aquel entonces todavía no tenía ningún sentido sexual, era solo un tratamiento médico. Y aunque se creía que los médicos usaban vibradores para ayudar a sus pacientes a llegar al orgasmo, esto se ha desmentido con los años.
El vibrador seguía siendo ese aparato médico para dar masajes en distintas partes del cuerpo. Se vendía para los hogares y mucha gente lo compraba hasta que… se les acaba el chollo. La Asociación Médica Americana publica que este negocio era engañoso, no se había demostrado que el vibrador tuviera ningún efecto médico.
Entonces, el origen del vibrador como instrumento para dar placer llega desde una necesidad capitalista: el negocio se acaba, hay que buscarle un nuevo sentido, ya que el sentido médico ha dejado de vender.
Pasa también otra cosa: la Asociación Americana de Psiquiatría declara que la histeria no es una enfermedad. Además, sale a la luz que los “masajes” que daban los médicos a sus pacientes eran en realialidad una sesión de masturbación.
Además, el auge de la pornografía empieza a mostrar juguetes sexuales como vibradores en pantalla. Por fin el vibrador se convierte en lo que es hoy: un juguete sexual.
Los juguetes sexuales y el tabú
Cuando los vibradores se empiezan a identificar con la sexualidad, desaparecen de cualquier anuncio y conversación normativa: pasan a ser tabú. No nos olvidemos de que la sexualidad era entonces un tema del que no se hablaba, no se normalizaba y no se entendía como algo libre y natural.
Y obviamente, el placer femenino es el que más castigado se veía en este sentido. La doble moral de la sociedad tan conservadora seguía concediendo al hombre más libertades y concesiones en cuanto a su placer. “El hombre es sexual por naturaleza”. Y para nada pensar en que la mujer podía querer de su placer por sí misma o, al menos, una mujer decente.
En las culturas occidentales, la religión cristiana y su discurso anti placer sexual estaban a la orden del día. El sexo solo en el matrimonio, la masturbación es pecado, sobre todo la femenina.
Sin embargo, el segunda mitad del siglo XX llega el movimiento conocido como liberación sexual al mundo occidental. Varios grupos de personas jóvenes deciden desafiar los códigos tradicionales y romper con la moral sexual impuesta.
Este movimiento ve su máximo desarrollo en 1980, sin embargo, todavía sigue activo. ¿Dónde quedan los juguetes sexuales en este movimiento?
La revolución sexual: La ayuda de los juguetes sexuales
La liberación sexual de los 80 se intensifica con el auge del feminismo. Se empieza a hablar de igualdad, de métodos anticonceptivos, de relaciones sexuales de todo tipo y se normaliza el sexo prematrimonial.
Y aunque para muchos y muchas el sexo sigue siendo tabú y aunque la mujer todavía tiene que sufrir mucha más presión que el hombre por llevar una vida sexual libre, lo cierto es que la sociedad ha avanzado bastante.
Aun así, un estudio publicado en Archives of Sexual Behavior en 2018, demostraba que las mujeres heterosexuales son las que menos orgasmos consigue: solo el 65 % alcanza el orgamo en sus relaciones, frente al 95 % de hombres heterosexuales.
¿Por qué? Por los años y años en los que el placer femenino ha sido ignorado. La cultura sexista y la moral sexual impuestas han hecho que muchas mujeres no sepan cómo obtener placer.
Al fin y al cabo, el placer femenino nunca despertó el interés de la ciencia (o de los hombres detrás de la ciencia). No fue hasta 2011 cuando se logró el primer mapa cerebral del placer femenino, de la mano del neurocientífico Barry Komisaruk, y el primer estudio evolutivo sobre el orgasmo femenino se publicó solo hace unos años, en 2016, en la revista Journal Experimental Zoology.
Es tal vez por este motivo que hace tan poco tiempo que por fin se habla de juguetes sexuales para dar placer a las mujeres. Ante la falta de visibilización y la carencia de una educación sexual que hablara de placer femenino, esta industria ha hecho mucho bien por la liberación sexual de la mujer.
La tecnología y el placer femenino hoy
Son muchas las empresas que, ahora que el orgasmo femenino ha salido del armario, trabajan por diseñar aparatos tecnológicos que ayuden a las mujeres con su propio placer.
No es raro ver anuncios de vibradores en la televisión o en las calles. Lo que antaño era un tabú del que no se hablaba hoy está a la orden del día. Sin ir más lejos, se estima que el mercado mundial de juguetes sexuales femeninos crecerá en 6.900 millones de dólares entre 2019 y 2023, según recoge El País basándose en un estudio de Technavio.
El 2019 fue el año del succionador de clitoris, uno de los productos más comprados y del que seguramente habrás oído hablar. En redes sociales, memes, conversaciones, televisión… por fin vemos que el placer femenino también es importante.
Sin ir más lejos, en PCWorld hemos tenido el placer (nunca mejor dicho) de probar productos de la marca WeVibe. La empresa, que forma parte del grupo WOW Tech, es un claro ejemplo de cómo el placer femenino ha sido liberado.
La tecnología se ha convertido en este caso en una aliada del clímax femenino, haciendo que gracias a la comercialización de este tipo de productos (entre otras cosas), todo lo relacionado con la sexualidad de la mujer se normalice y se visibilice.
¿Qué juguetes sexuales comprar?
Lo primero que tienes que tener en cuenta es que, en este caso, es imporante que compres productos de calidad ya que podrían afectar a tu salud. Por ello, no arriesgues comprando ningún juguete que no esté testado y cumpla con los estándares de calidad adecuados.
Como WeVibe es la marca que hemos podido probar personalmente, es la marca que nos gusta recomendar. Según la propia empresa, diseñan productos que funcionan en sincronía con el cuerpo humano.
Y así es, según nuestra propia experiencia, nos encontramos con que los productos de WeVibe ofrecen calidad en todo momento, tanto en diseño, como en funciones, como en materiales. Son productos diseñados con mucho cuidado en exclusiva para hacerte llegar al orgasmo.
Por otro lado, una de las cosas más positivas de WeVibe es su gran variedad de productos. En su página web encontrarás categorías para Ella, para Él y para Parejas.
Si estás interesada en el famoso succionador de clítoris, WeVibe cuenta también con varios modelos. Encontrarás todo tipo de productos que hacen uso de la tecnología. Llaman la atención los juguetes con control remoto acompañados de una app que podrás instalar en tu smartphone para controlar el jueguete.
Otra marca que nos gusta recomendar, también por haber podido probarla personalmente, es la de Womanizer. Esta marca está más especializada en la tecnología de utilizar aire para estimular el clítoris sin contacto, y cuenta con varios productos que merece la pena tener en cuenta:
Nuestro producto favorito de la marca es el Womanizer Premium por varios motivos: tiene hasta 12 niveles diferentes de intensidad, lo que lo hace super personalizable; tiene una tecnología que hace que funcione cuando está en contacto con la piel, si no, se apaga; está disponible en cinco colores diferentes; es ultra silencioso lo que lo hace muy discreto.
Además, gracias al Black Friday ahora puedes llevarte el producto por mucho menos de lo que cuesta: 149 € en vez de 189 €.
Así que, volviendo a la pregunta que pone título a este artículo: sí, la tecnología ha ayudado a que el placer sexual sea más inclusivo y marcas como WeVibe son ejemplo de ello.